Concepto de Jardín
Un espacio que nos rodea, nos envuelve y nos presenta un horizonte, el cielo y el firmamento por techo y la tierra por suelo. En definitiva, una habitación al aire libre.
Una envoltura del hombre que expresa y nos habla de su visión y su conexión con la vida en una doble vertiente: en su relación con el entorno físico inmediato y, en un sentido más amplio, con el entorno más intemporal de la cultura humana y su relación cambiante con la naturaleza. El jardín es Arte y es Naturaleza a un tiempo.
Una pintura, una escultura, una poesía o una partitura, pueden ser una re-presentación del espacio; mientras que la arquitectura, la danza y el jardín desarrollan su composición en el espacio real o haciendo uso de él. En este espacio verdadero y compartido con nuestro propio cuerpo, se produce en el caso del jardín un “diálogo” entre el hombre (natura naturans) como sujeto y la naturaleza (natura naturata) como objeto. Este diálogo crea un “espacio simbólico” con lo que se produce un cambio cualitativo en la naturaleza del lugar. En cierto modo se ha convertido en un escenario o una “arena” donde actuar.
Si el arte en general es la manifestación de la búsqueda de ese “No Sé Qué” que albergamos en nosotros, el jardín es una semilla dejada en la tierra y en cierto modo abandonada a su propia suerte, pues es más grande que nosotros y sobrepasa a una generación humana. A diferencia de la arquitectura que fue definida por Goethe como música congelada, el jardín es “música viva”, pues sobre él actúa el ritmo de las estaciones junto con la propia vida de los elementos naturales que incorpora, mas su relación y mantenimiento por el hombre.
Podríamos hacer también una analogía con una escultura expandida, que crece e invade el espacio para darle formas positivas y negativas. Si tradicionalmente en la escultura el espacio domina a la masa, modelándola y fijándola en los límites concretos e inamovibles de un objeto, el jardín como escultura sería un lugar donde las masas y los espacios están en una relación de igualdad y mutua correspondencia. Además, el hombre puede entrar y recorrer esta composición mediante un itinerario, creando así con su movimiento, diferentes relaciones visuales con la línea de horizonte, que actúan a modo de pinturas o vistas. Es por lo tanto una experiencia a la vez física y espiritual, a diferencia del espacio representado en un cuadro, que es siempre algo exterior a nosotros e inamovible.
Un jardín es un banco donde ver pasar el tiempo.